viernes, 17 de enero de 2020

La contraseña del internet...

Hace unos 6 meses, mi vecino me pidió la contraseña de Internet.

Pasé y pensé: tranquilo, no cuesta nada, porque me llevo bien con el. 

Ayer, volvía a casa y el estaba en la puerta. Mi esposa y yo nos detuvimos y hablamos un poco como de costumbre cuando me dijo feliz de haber puesto Netflix. Luego dije bromeando: "He estado trabajando duro, apenas tengo tiempo para ver televisión, pero genial, luego me prestas la contraseña para poder ver algunos programas".

Entonces su esposa, que estaba sentada en el porche, dijo: "No puedo dársela, porque yo soy quien paga y no es para estar compartiendolo".

¡Un silencio total reinó!

El vecino se disculpó suavemente y le dije que lo dejara pasar. Seguimos hablando de otro tema. Y entré en mi casa.

Poco después, la esposa de mi vecino salió a llamarlo, luciendo nerviosa, diciendo que la televisión no estaba funcionando. El entró y yo me quedé mirando por la ventana.

Después de unos minutos, el y su esposa vinieron a llamarme y me dijeron que el internet no funcionaba, que la contraseña era invalida ...

Me volví hacia ellos y les dije: "Cambié la contraseña, porque yo soy quien paga y no es para andar compartiendo".

La esposa se puso roja e intentó discutir, le dije: "Señora, tengo mi internet y usted tiene su Netflix, todo está bien y todos felices".

Fruncieron el ceño y cerraron la puerta. Nunca me volvieron a hablar.

* ¡La historia no es mía, pero es para reflexionar!

La amistad tiene que ser recíproca.
El amor tiene que ser recíproco.
El afecto tiene que ser recíproco.

En 2020 tengo la intención de devolver silencio con silencio, ausencias con ausencias, afecto con afecto, amistad con amistad y lealtad con lealtad.

No más vivir sentimientos unidireccionales. ¡Los sentimientos tienen que ser bidireccionales!


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