Según un grupo de científicos el hecho de insultar o maldecir cuando alguien se hace daño puede ayudar a sobrellevar el dolor.
Pocos de nosotros somos capaces de evitar el alarido de dolor cuando nos damos un inesperado golpe o nos pillamos los dedos con la puerta. Es más, aunque los improperios que pueden salir de nuestra boca en esos momentos de dolor pueden avergonzar al más macarra del barrio, ahora los investigadores aseguran que esa actitud también nos puede ayudar a sobrellevar el dolor.
El Dr. Richard Stephens con un equipo de investigadores de la Universidad de Keele, presentará el próximo mes este estudio en una conferencia de la Sociedad Psicológica Británica de Glasgow. El investigador principal asegura que los resultados muestran como insultar o maldecir puede liberar endorfinas que eliminan el dolor. Para llegar a estas conclusiones, separaron a 71 jóvenes en dos grupos: por un lado los que dicen más de diez palabrotas al día y por otro los que dicen más de 40. A todos se les pidió sumergir sus manos en agua helada y pasar allí el mayor tiempo posible, unas veces repitiendo palabras malsonantes y otras normales.
Según parece, aquellos que evitaron decir palabras malsonantes, aguantaron menos tiempo con sus manos bajo el agua, concretamente 45 segundos menos que los que sí las decían. Según el Dr. Stephens: "maldecir provoca una respuesta emocional similar a la de "huida" y en consecuencia "lucha"; es decir cómo el cuerpo reacciona ante una posible amenaza o peligro".
Pero claro, maldecir no es una buena costumbre y en ocasiones puede tener consecuencias nada divertidas. Es el caso de usar esta técnica en la asistencia sanitaria, ya que según Stephens "causaría más problemas de los que resolvería, así que, por ahora, habrá que continuar con los analgésicos".
Ahora no vayan a coger esto como excusa para estar maldiciendo o insultando a las personas, pues conozco alguno que por justificarse usa cualquier argumento.
Fuente: Quo
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