A pesar de vivir en la era de la información y el conocimiento, aún hay quien interpreta los fenómenos astronómicos como señales divinas y el eclipse lunar de este martes no es la excepción.
Este eclipse o luna roja es como un maravilloso baile de compás entre la Tierra, el Sol y la Luna
Este año habrá dos, uno en abril y otro en octubre. En 2015 habrá otros dos, en abril y septiembre, constituyendo un fenómeno que los astrónomos denominan “Tétrada”, puesto que serán cuatro las lunas rojas que tendremos en un período corto de tiempo, con intervalo de seis meses.
En la antigüedad, los fenómenos celestes provocaban temor y supersticiones, eran a menudo interpretados como malos augurios. Para los mayas, los eclipses eran la manifestación de la ira de los dioses. Los sacerdotes eran los encargados de aplacar su furia, cosa que, naturalmente sucedía. En general, en la mayoría de las civilizaciones, las personas creían que durante el eclipse, sucedían cosas malas.
En algunos casos, esta superstición, coincidía con algún evento importante. Por ejemplo, durante los últimos 500 años, tres lunas de sangre se produjeron en el primer día de la Pascua, coincidiendo con eventos importantes para Israel.
La tétrada de 1493, está vinculada a la expulsión de los judíos bajo el reinado de los Reyes Católicos, Fernando e Isabel. La tétrada de 1949, con el nacimiento de la nación de Israel, y la tétrada de 1967, con la reconquista de la ciudad de Jerusalén. ¿La tétrada de 2014 estará ligada a algún suceso importante con referencia a Israel?
En el Talmud, texto que recoge la tradición oral judía, dice: “Cuando la Luna está en eclipse, es un mal augurio para Israel. Si su cara es roja como la sangre, es una señal de que la espada viene al mundo”.
El evangelista John Hagee, en su libro “Four Blood Moons” (Cuatro lunas de sangre), publicado el año pasado, vincula esta tétrada con la llegada de los cuatro jinetes del Apocalipsis. Él dice que en los próximos años el mundo será testigo de acontecimientos dramáticos en Medio Oriente, que cambiarán el curso de la historia y precipitarán el final del mundo.
A diferencia de los eclipses solares, no necesitarás de protección especial para contemplar este fenómeno, que será visible incluso en las ciudades. Lo único que deberás hacer es mantenerte despierto y disfrutar del espectáculo maravilloso que nos regalará la Luna.
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