martes, 31 de mayo de 2011

El billete de 50 Dolares

Pedro, después de un largo día y con el rostro abatido de pensar, queda con su amiga Laura en un bar a tomar un café.


Deprimido y cansado, descargó con ella sus angustias y aflicciones. El trabajo me tiene.., el dinero no me ..., que la relación con su pareja es una ..., que su vocación, ufff...


Todo parecía estar mal en su vida. En esos momentos Laura introdujo la mano en su cartera y sacó un billete de 50 dolares y le dijo: "¿Quieres este billete?"


Pedro, un poco confundido al principio, le contestó: "Claro, Laura... son 50 dolares. ¿Quién no los querría?"


Entonces Laura tomó el billete en uno de sus puños y lo arrugó hasta hacerlo una pequeña bola. Mostrando la estrujada pelotita a Pedro, volvió a preguntarle: "Y ahora, ¿lo quieres todavía?


"Laura, no sé qué pretendes con esto, pero siguen siendo 50 dolares. Claro que lo cogeré si me lo das".


Laura desdobló el arrugado billete, lo tiró al suelo y lo restregó con el pie, levantándolo luego sucio y maltratado. "¿Lo sigues queriendo?" - le dice Laura a Pedro. 


"Mira, Laura, sigo sin entender a donde vas, pero es un billete de 50 dolares, y mientras no lo rompas, conserva su valor..."


"Pedro, debes saber que aunque a veces algo no salga como quieres, aunque la vida te arrugue o te pisotee, sigues siendo tan valioso como siempre lo has sido..."


"Lo que debes preguntarte es cuánto vales en realidad y no lo golpeado que puedas estar en un momento determinado". 


Pedro se quedó mirando a Laura sin atinar con palabra alguna, mientras el impacto del mensaje penetraba profundamente en su cerebro.


Laura puso el arrugado billete a su lado en la mesa y con una sonrisa cómplice agregó: "Toma, guárdalo, para que te acuerdes de esto cuando te sientas mal... pero me debes un billete nuevo de 50 dolares para poderlo usar con el próximo amigo que lo necesite". 


Le dio un beso en la mejilla y se alejó hacia la puerta.


Pedro volvió a mirar el billete, sonrió, lo guardó y con una renovada energía llamó al camarero para pagar la cuenta...




¿Cuántas veces dudamos de nuestro propio valor, de que realmente merecemos más y que podemos conseguirlo si nos lo proponemos? Claro que no basta con el mero propósito... Se requiere acción y existen muchos caminos.

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