martes, 12 de julio de 2011

La perla

Siempre es interesante reflexionar acerca de hechos que suceden en el mundo animal, porque que mejor que ver en la naturaleza la mano de Dios. ¿Sabían que una ostra que no ha sido herida no puede producir perlas?


Las preciosas perlas son producto del dolor, resultado de la entrada de una sustancia extraña e indeseable en el interior de la ostra, como un parásito o un grano de arena.


En la parte interna de la ostra se encuentra una sustancia lustrosa llamada nácar. Cuando penetra un grano de arena, las células de nácar comienzan a trabajar y lo cubren con capas y capas y más capas de nácar para así poder proteger el cuerpo indefenso de la ostra. Es su sistema de autodefensa.


Como resultado de capas y capas de nácar, se va formando una hermosa perla. Una ostra que no ha sido herida de algún modo, no puede producir perlas, porque la perla es como si fuera la cicatrización de una herida.


Y el ser humano ¿en qué se puede comparar con lo que le pasa a la ostra? Acaso ¿ se han sentido lastimados por un amor, un insulto, alguna palabra mal sonante? ¿Alguien te ha hecho mal, y han hablado mal de ti?


¿Fueron acusados de haber dicho cosas que nunca dijeron? ¿Vuestras ideas fueron rechazadas o mal interpretadas? ¿Sufrieron los duros golpes de ser discriminados? 


Si ha sido ha si, pues transformen ese dolor en una perla. Cubran ese dolor con varias capas de nácar hechas de amor y perdón. 


Son pocas las personas que se interesan por este tipo de proceso. La mayoría sólo aprende a cultivar resentimientos y odios, no permitiendo cicatrizar esas heridas, solo permitiendo sentimientos que no ayudan a la sanación de tu espíritu y de tu corazón.


Así, en la práctica, vemos que son muchas las ostras que se quedan vacías y mueren de tristeza o de odio sin poder producir una hermosa perla. No porque no hayan sido heridas, sino porque no supieron perdonar, comprender y transformar un dolor en amor. 


Una sonrisa, una mirada, un gesto que la mayoría de las veces, dice más que mil palabras.


No es que permitamos que nos hieran, pero si nos hieren que mejor manera de de envolvernos en el amor de los que nos quieren y devolver amor a aquellos que nos hacen mal, y así demostrarle que no importa lo que traten de hacer no podrán traspasar nuestro nácar, nuestra protección, nuestra perla.

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