jueves, 30 de diciembre de 2010

Las rocas en nuestro camino

Un rey puso una gran roca en medio del camino, obstaculizando el paso. Luego se escondió para ver si alguien la retiraba.

Los comerciantes más adinerados del reino y algunos cortesanos que pasaron simplemente rodearon la roca. Muchos culparon al rey de no mantener los caminos despejados, pero ninguno hizo algo para retirar el obstáculo.

Entonces llegó un campesino que llevaba una carga de verduras. La dejó en el piso y trató de mover la roca a un lado del camino. Después de empujar y fatigarse mucho, lo logró.

Mientras recogía su carga, encontró una cartera en el piso, justo donde había estado la roca. Contenía muchas monedas de oro y una nota del rey, indicando que esa era la recompensa para quien despejara el camino.

El campesino aprendió lo que los otros nunca entendieron. Cada obstáculo presenta una oportunidad para mejorar la propia condición.

¡Si alguna vez cae, levántese y siga adelante!

miércoles, 29 de diciembre de 2010

El Juicio

Cuenta una antigua leyenda que en la Edad Media un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de asesinato. El culpable era una persona muy influyente del reino, y por eso desde el primer momento se procuró hallar un chivo expiatorio para encubrirlo.

El hombre fue llevado a juicio y comprendió que tendría escasas oportunidades de escapar a la horca.

El juez, aunque también estaba confabulado, se cuidó de mantener todas las apariencias de un juicio justo. Por eso le dijo al acusado:

"Conociendo tu fama de hombre justo, voy a dejar tu suerte en manos de Dios: escribiré en dos papeles separados las palabras 'culpable' e 'inocente'. Tú escogerás, y será la Providencia la que decida tu destino".

Por supuesto, el perverso funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: "Culpable".

La víctima, aun sin conocer los detalles, se dio cuenta de que el sistema era una trampa. Cuando el juez lo conminó a tomar uno de los papeles, el hombre respiró profundamente y permaneció en silencio unos segundos con los ojos cerrados.

Cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y, con una sonrisa, tomó uno de los papeles, se lo metió a la boca y lo engulló rápidamente.

Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon.

-Pero, ¿qué ha hecho? ¿Ahora cómo diablos vamos a saber el veredicto?

-Es muy sencillo, - replicó el hombre -. Es cuestión de leer el papel que queda, y sabremos lo que decía el que me tragué.

Con refunfuños y una bronca muy mal disimulada, debieron liberar al acusado, y jamás volvieron a molestarlo.

"Por más difícil que se nos presente una situación, nunca dejemos de buscar la salida, ni de luchar hasta el último momento. En momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento". - Albert Einstein

Los Dos Halcones

Un rey recibió como obsequio dos pichones de halcón y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara.

Pasados unos meses, el instructor le comunicó que uno de los halcones estaba perfectamente educado, pero que no sabía qué le sucedía al otro: no se había movido de la rama desde el día de su llegada a palacio, e incluso había que llevarle el alimento hasta allí.

El rey mandó llamar a curanderos y sanadores de todo tipo, pero nadie pudo hacer volar al ave. Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió; por la ventana de sus habitaciones, el monarca veía que el pájaro continuaba inmóvil.

Publicó por fin un bando entre sus súbditos solicitando ayuda, y a la mañana siguiente vio al halcón volar ágilmente por los jardines.

Traedme al autor de ese milagro, — dijo.

En seguida le presentaron a un campesino.

¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo lograste? ¿Eres mago, acaso?

Entre feliz e intimidado, el hombrecito explicó:

No fue difícil, Su Alteza: sólo corté la rama. El pájaro se dio cuenta de que tenía alas y se lanzó a volar.


Así somos los seres humanos. Estamos atados al pasado y al presente porque no nos hemos dado cuenta de que tenemos el poder de volar y buscar nuestro verdadero destino.

Algunos tienen el privilegio de que algún acontecimiento rompa la rama de la costumbre, de la seguridad. Sólo entonces se dan cuenta de que son superiores a las circunstancias.

En muchas ocasiones lo tenemos todo y no logramos vivir plenamente; quizá es necesario que alguien nos corte la rama para que podamos arriesgarnos al vuelo.

A veces las cosas inesperadas y que en principio parecen negativas son verdaderas bendiciones.

Gracias JHR por cortarme la rama que no me dejaba vivir plenamente...

El regalo de insultos

Cerca de Tokio vivía un gran samurai, ya anciano, que se dedicaba a enseñar el budismo zen a los jóvenes. A pesar de su edad, corría la leyenda de que era capaz de vencer a cualquier adversario.

Cierto día un guerrero conocido por su total falta de escrúpulos pasó por la casa del viejo. Era famoso por utilizar la técnica de la provocación: esperaba que el adversario hiciera su primer movimiento y, gracias a su inteligencia privilegiada para captar los errores, contraatacaba con velocidad fulminante.

El joven e impaciente guerrero jamás había perdido una batalla. Conociendo la reputación del viejo samurai, estaba allí para derrotarlo y aumentar aún más su fama.

Los estudiantes de zen que se encontraban presentes se manifestaron contra la idea, pero el anciano aceptó el desafío. Entonces fueron todos a la plaza de la ciudad, donde el joven empezó a provocar al viejo. Arrojó algunas piedras en su dirección, lo escupió en la cara y le gritó todos los insultos conocidos, ofendiendo incluso a sus ancestros. Durante varias horas hizo todo lo posible para sacarlo de casillas, pero el viejo permaneció impasible.

Al final de la tarde, ya exhausto y humillado, el joven guerrero se retiró de la plaza. Decepcionados por el hecho de que su maestro aceptara tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron:

¿Cómo ha podido soportar tanta indignidad? ¿Por qué no usó su espada, aun sabiendo que podría perder la lucha, en vez de mostrarse como un cobarde ante todos nosotros?

El viejo samurai respondio:

Si alguien se acerca a ti con un regalo y no lo aceptas, ¿A quién le pertenece el regalo?

Por supuesto, a quien intentó entregarlo — respondió uno de los discípulos.

Pues lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos añadió el maestro .

Cuando no son aceptados, continúan perteneciendo a quien los cargaba consigo. Nadie nos agrede o nos hace sentir mal: somos los que decidimos cómo sentirnos. No culpemos a nadie por nuestros sentimientos: somos los únicos responsables de ellos.

Eso es lo que se llama asertividad.

Paulo Coelho

martes, 28 de diciembre de 2010

La lechera

Vendió la lechera su cántaro de leche. Con el dinero se compró una gallina y unos huevos. Vendió los pollos que al paso del tiempo reunió, y adquirió una ternera.

Con ella formó un hato. Lo vendió para comprarse una casa. Y cuando tuvo casa no le fue difícil encontrar marido. Pero el marido le salió mala cabeza. Por su culpa la lechera tuvo que vender la casa.

Con el dinero compró un hato. Pero no le fue bien, y le quedó una ternera solamente. Nada le daba el tal animalejo, de modo que lo vendió y se compró unos pollos.

Se le murieron todos, y terminó con una sola gallina que ni siquiera ponía huevos.

- Estás acabada - le dijo alguien.

- No es cierto - respondió la lechera - Tengo otro cántaro de leche. Con eso volveré a empezar.

Momentos de prosperidad, otros de incertidumbre y preocupación. De pronto cuando creemos tener todo en la vida alguien o algo derrumba nuestro castillo, nuestro imperio y allí estamos nosotros. A veces llenos de miedo, otras a la espera de que todo sea una pesadilla y tarde o temprano despertemos. Pero nunca debemos perder la esperanza. De pronto al mirar alrededor siempre tenemos algo que nos dice que podemos resurgir.

De todo debemos aprender. Aún cuando nos encontremos mirando con temor nuestro futuro, llenemos nuestro corazón y nuestra vida con un fuerte deseo de seguir.

Que nada ni nadie nos desaliente, somos nosotros los únicos que podemos elegir: Bajar los brazos ó seguir peleando.

La vida no es fácil a veces, pasamos por pruebas difíciles, pero siempre debe existir en cada uno de nosotros la fuerza necesaria que nos permita levantarnos y seguir caminando...

lunes, 27 de diciembre de 2010

El perrito cojo

El dueño de una tienda estaba poniendo en la puerta un cartel que decía: “Cachorros en venta”. Como esa clase de anuncios siempre atrae a los niños, de pronto apareció un pequeño y le preguntó:

¿Cuál es el precio de los perritos?

El dueño contestó: — Entre treinta y cincuenta dólares.

El niñito se metió la mano al bolsillo y sacó unas monedas.

Sólo tengo $2.37. ¿Puedo verlos?

El hombre sonrió y silbó. De la trastienda salió una perra seguida por cinco perritos, uno de los cuales se quedaba atrás. El niñito inmediatamente señaló al cachorrito rezagado.

¿Qué le pasa a ese perrito? — preguntó.

El hombre le explicó que el animalito tenía la cadera defectuosa y cojearía por el resto de su vida. El niño se emocionó mucho y exclamó:

¡Ese es el perrito que yo quiero comprar!

Y el hombre replicó: — No, tú no vas a comprar ese cachorro. Si realmente lo quieres, yo te lo regalo.

El niñito se disgustó y, mirando al hombre a los ojos, le dijo: 

No, no quiero que usted me lo regale. Creo que vale tanto como los otros perritos, y le pagaré el precio completo. De hecho, le voy a dar mis $2,37 ahora y cincuenta centavos cada mes, hasta que lo haya pagado todo.

El hombre contestó: — Hijo, en verdad no querrás comprar ese perrito. Nunca será capaz de correr, saltar y jugar como los otros.

El niñito se agachó y levantó su pantaloon para mostrar su pierna izquierda, retorcida e inutilizada, soportada por un gran aparato de metal. Miró de nuevo al hombre y le dijo:

Bueno, yo no puedo correr muy bien tampoco, y el perrito necesitará a alguien que lo entienda.

El hombre se mordió el labio y, con los ojos llenos de lágrimas, dijo:

Hijo, espero que cada uno de estos cachorritos tenga un dueño como tú.

En la vida no importa quiénes somos, sino que alguien nos aprecie por lo que somos, nos acepte y nos ame incondicionalmente.

La gente que me gusta

Primero que todo me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, que sabe lo que hay que hacer y lo hace en menos tiempo del esperado.

Me gusta la gente con capacidad para medir las consecuencias de sus actuaciones. La que no deja las soluciones al azar. Me gusta la gente estricta con su gente y consigo misma, que no pierde de vista que somos humanos y que podemos equivocarnos.

Me gusta la gente que piensa que el trabajo en equipo, entre amigos, produce más que los caóticos esfuerzos individuales. Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría.

Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos serenos y razonados a las decisiones de su jefe. Me gusta la gente de criterio. La que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó. Y la que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.

Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente: a estos los llamo mis amigos. Me gusta la gente fiel y persistente que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideales se trata.

Me gusta la gente que entiende los obstáculos como un reto. Me gusta la gente que trabaja por resultados.

Con gente como esta me comprometo a lo que sea, así no reciba retribución económica alguna. 

En mi vida me he encontrado con gente así y con otra que no merece lo que tiene, pero con haber tenido gente como la que me gusta a mi lado, me doy por recompensado.

A la gente como esta, que ha estado a mi lado, que ha trabajado conmigo durante estos años, las que han sido mis amigos, mis familiares y mis compañeros, les doy las gracias por ser como deben ser. Y espero seguir contando con ustedes ahora y en futuro.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Nadie ...

Nadie alcanza la meta con un solo intento, ni perfecciona la vida con una sola rectificación, ni alcanza altura con un solo vuelo. Nadie camina la vida sin haber pisado en falso muchas veces.

Nadie recoge cosecha sin probar muchos sabores, enterrar muchas semillas y abonar mucha tierra. Nadie mira la vida sin acobardarse en muchas ocasiones, ni se mete en el barco sin temerle a la tempestad, ni llega a puerto sin remar muchas veces.

Nadie siente el amor sin probar sus lágrimas, ni recoge rosas sin sentir sus espinas. Nadie hace obras sin martillar sobre su edificio, ni cultiva amistad sin renunciar a sí mismo.

Nadie llega a la otra orilla sin haber hecho puentes para pasar. Nadie deja el alma lustrosa sin el pulimento diario de la vida. Nadie puede juzgar sin conocer primero su propia debilidad. Nadie consigue su ideal sin haber pensado muchas veces que perseguía un imposible.

Nadie conoce la oportunidad hasta que esta pasa por su lado y la deja ir. Nadie encuentra el pozo del placer hasta caminar por la sed del desierto.

Pero nadie deja de llegar, cuando se tienen la claridad de un don, el crecimiento de la voluntad, la abundancia de la vida, el poder para realizarse y el impulso de sí mismo. Nadie deja de arder con fuego dentro sin antes saber lo que es el calor de la amistad.

Nadie deja de llegar cuando de verdad se lo propone. Si sacas todo lo que tienes y confías en ti, esfuérzate...

¡Porque lo vas a lograr!

viernes, 24 de diciembre de 2010

¡Morir como pavo!

Un jibaro encontró en un pueblo de la isla un huevo muy grande. Nunca había visto nada igual. Y decidió llevarlo a su casa.

- ¿Será de un avestruz? - preguntó a su mujer.

- No. Es demasiado abultado - dijo el abuelo.

- ¿Y si lo rompemos? - propuso el ahijado.

- Es una lástima. Perderíamos una hermosa curiosidad - respondió cuidadosa la abuela.

- Ante la duda, lo voy a colocar debajo de la pava que está empollando huevos. Tal vez con el tiempo nazca algo - afirmó el jibaro, y así lo hizo.

Cuenta la historia que a los quince días nació un pavito oscuro, grande, nervioso, que con mucha avidez comió todo el alimento que encontró a su alrededor. Luego miró a la madre con vivacidad y le dijo entusiasta:

-Bueno, ahora vamos a volar.

La pava se sorprendió muchísimo de la proposición de su flamante cría y le explicó: - Mira, los pavos no vuelan. Te sienta mal comer deprisa

Entonces trataron de que el pequeño comiera más despacio, el mejor alimento y en la medida justa. El pavito terminaba su almuerzo o cena, su desayuno o merienda y les decía a sus hermanos:

-Vamos, muchachos ¡A volar!

Todos los pavos le explicaban entonces otra vez: - Los pavos no vuelan. A ti te sienta mal la comida.

El pavito empezó a hablar más de comer y menos de volar. Y creció y murió el Dia de Acción de Gracias. ¡Pero era un cóndor! Había nacido para volar hasta los 7,000 metros. ¡Pero nadie volaba..! 

El riesgo de morir el Dia del Pavo es muy grande. ¡Como nadie vuela!

Muchas puertas están abiertas porque nadie las cierra y otras están cerradas porque nadie las abre. El miedo aveces es terrible. 

La verdadera protección está en las alturas. Especialmente cuando hay hambre de elevación y buenas alas.

Mira al Cielo, Dios siempre esta dispuesto, sacude tus alas de condor y ¡Vuela! ...

El Gusanito

Un gusanito iba caminando en dirección al sol. Muy cerca del camino se encontraba un duendecillo. — ¿Hacia dónde te diriges? — le preguntó.

Sin dejar de caminar, el gusanito contestó: — Tuve un sueño anoche: soñé que desde la cima de la gran montaña veía todo el valle. Me gustó lo que vi en el sueño, y he decidido realizarlo.

El duendecillo dijo, mientras lo veía alejarse: — ¡Debes estar loco! ¿Cómo podrás llegar hasta aquel lugar? ¡Tú, una simple oruga! Para alguien tan pequeño como tú, una piedra sera una montaña; un pequeño charco, el mar, y cualquier tronco, una barrera infranqueable.

Pero el gusanito ya estaba lejos y no lo escuchó. De pronto se oyó la voz de un escarabajo: — Amigo, ¿Hacia dónde te diriges con tanto empeño?

El gusanito, jadeante, contestó: — Tuve un sueño y deseo realizarlo: subiré esa montaña y desde ahí contemplaré todo el mundo.

El escarabajo soltó una carcajada y dijo: — Ni yo, con estas patas tan grandes, intentaría una empresa así de ambiciosa — y se quedó riéndose, mientras la oruga continuaba su camino.

Del mismo modo, la araña, el topo, la rana y la flor aconsejaron a nuestro amigo desistir. — ¡No lo lograrás jamás! —le dijeron.

Pero en su interior había un impulso que lo obligaba a seguir. Agotado, sin fuerzas y a punto de morir, decidió detenerse para construir con su último esfuerzo un lugar donde pernoctar. — Estaré mejor aquí — fue lo último que dijo, y murió.

Todos los animales del valle fueron a mirar sus restos. Ahí estaba el animal más loco del valle: había construido como tumba un monumento a la insensatez. Ese duro refugio era digno de quien había muerto por querer realizar un sueño imposible.

Una mañana en la que el sol brillaba de manera especial, todos los animales se congregaron en torno a aquello que se había convertido en una advertencia para los atrevidos. De pronto quedaron atónitos. La concha comenzó a quebrarse y aparecieron unos ojos y una antena que no podían pertenecer a la oruga muerta.

Poco a poco, como para darles tiempo de reponerse del impacto, fueron saliendo las hermosas alas de aquel impresionante ser que tenían frente a ellos: una espléndida mariposa. No había nada que decir, pues todos sabían lo que haría: se iría volando hasta la gran montaña y realizaría su sueño. El sueño por el que había vivido, había muerto y había vuelto a vivir.

Hemos sido creados para realizar nuestros sueños. Si vivimos por ellos, si intentamos alcanzarlos, si ponemos la vida y estamos seguros de que podemos, lo lograremos. 

Si dudamos, quizá necesitemos hacer un alto en el camino y experimentar un cambio radical en nuestras vidas.

Los Tres Hermanos

Tres hermanos se internaban todas las mañanas en el bosque a cortar leña. Cada día se turnaban para que uno de ellos se quedara en la cabaña y preparara la comida.

Un día, mientras el hermano mayor estaba solo en la cabaña, apareció un enano y le preguntó si podía comerse los restos del desayuno. El muchacho dijo que sí y el enano empezó a comer. De pronto dejó caer el pan y le pidió al joven que lo recogiera. Cuando este se inclinó,el enano lo golpeó con un palo en la cabeza.

A la mañana siguiente, el segundo hermano se quedó solo en la cabaña, y el enano volvió a aparecer. Le preguntó si podía comer los restos del desayuno y dejó caer el pan. Pidió al muchacho que lo levantara y, cuando este se agachó, lo golpeó con un palo.

Al otro día se quedó en la cabaña el hermano menor. El enano le preguntó si podía comer los restos del desayuno, y el joven le contestó:

Sí, sobre la mesa hay pan. Sírvete”. Cuando el enano dejó caer el pan y le pidió al joven que lo recogiera, este le respondió: “Si no puedes arreglártelas con tu propio pan, no sobrevivirás. Recógelo tú”.

El enano le dio las gracias y le preguntó si le gustaría saber dónde encontrar a la princesa y el tesoro.

Concedamos a los demás la responsabilidad por sus propios problemas, para que aprendan a cuidar de su pan y de sí mismos.

Si le damos siempre de comer y no le enseñamos a sembrar y a cosechar, siempre serán unos mantenidos y nunca podrán salir del bache o el problema que se encuentren. Ayudemos pero enseñemos y eduquemos. ¡¡¡Basta ya de tanto mantengo!!!

El galon de leche

Un joven asistió a la reunión de estudios bíblicos que hacía su iglesia los miércoles por la noche. El Pastor predicó acerca de escuchar y obedecer la voz de Dios.

El joven estaba maravillado: ¿Dios le habla a la gente? Después del servicio, salió con unos amigos a tomar un café y un trozo de bizcocho, y discutieron sobre el mensaje. Charlaron sobre las diferentes formas en que Dios le habla a la gente.

Eran cerca de las diez de la noche cuando el joven comenzó a conducir su automóvil de regreso a casa. Sentado en su coche, se detuvo un momento a orar: "Dios, si en realidad tu le hablas a la gente, háblame, voy a escucharte, voy a hacer mi mejor esfuerzo para obedecerte".

Iba manejando calle abajo por su pueblo cuando sintió: "detente y compra un galón de leche".

Se golpeó la cabeza con la mano y dijo: -"¿Señor, eres tu?"

No recibió respuesta, así que siguió su regreso a casa. Pero de nuevo sintió: "compra el galón de leche".

El joven recordó acerca de Samuel, cómo no reconoció la voz de Dios, y como el joven Samuel corrió hacia Eli. - "Muy bien Dios, en caso de que seas tu, voy a comprar la leche".

El no quería parecer duro si esto era un test de obediencia. Pensó que de todas formas podría usar la leche. Se detuvo, compró el galón de leche y reinició su regreso a casa. Iba pasando por la calle Séptima cuando de nuevo sintió la urgencia: "Da vuelta en esta calle".

"Esto es una locura", - pensó - y pasó de largo la intersección. Una vez más, sintió la necesidad de volver a esa calle. En la siguiente intersección dió la vuelta y regresó hasta la calle Séptima. Riéndose murmuró: "De acuerdo Dios, lo haré".

Manejó por algunas cuadras cuando repentinamente sintió que debía detenerse, dió vuelta en una curva, se bajó y miró a su alrededor. Estaba en un área semi-comercial del pueblo. No era la mejor, pero tampoco era peor que otras. Los negocios estaban cerrados y muchas de las casas se veían oscuras, pues sus habitantes ya estaban en la cama.

De nuevo él sintió algo: "Vé y dale la leche a la gente de la casa que está cruzando la calle". El joven miró la casa. Estaba oscura. Se veía que sus dueños habían salido o estaban durmiendo.

Abrió la puerta de su coche y entró de nuevo en él. "Dios, esto esta bien, esta gente está durmiendo y yo estoy aquí haciendo una locura y luciendo como un estúpido".

Pero otra vez sintió la necesidad de ir y entregarles la leche. Finalmente abrió la puerta de su carro, - "Está bien Dios, si éste eres tú, voy a ir hasta la puerta y voy a darles la leche, si me haces quedar como un loco, está bien, seré obediente, supongo que eso me servirá de algo, pero si ellos no contestan a la puerta, me iré de aquí".

El joven cruzó la calle y tocó el timbre. Escuchó algunos ruidos adentro, y oyó una voz de hombre: - "¿Quién es usted? ¿Qué quiere?"

La puerta se abrió antes que el joven tuviera tiempo de marcharse. El hombre estaba parado ahí en jeans y camiseta. Parecía como si recién hubiese salido de la cama. Su rostro lucía raro, y no se veía muy contento por el extraño que estaba parado frente a su puerta. - "¿Qué es esto?"

El joven le ofreció el galón de leche. "Aquí, traje esto para usted". El hombre miró la leche y se fué adentro diciendo algo en otro idioma, entonces desde adentro, vino una mujer, tomó la leche y se la llevó a la cocina.

El hombre la había seguido cargando un bebé. El bebé estaba llorando. Había lágrimas corriendo por el rostro del hombre, que comenzó a hablar llorando: "Estabamos orando, tuvimos grandes gastos este mes y nos quedamos sin dinero. No teníamos nada de leche para el bebé. Sólo le estaba pidiendo a Dios que me mostrara cómo conseguir algo de leche para mi bebé".

Su esposa dijo desde la cocina: -"Yo le pedí que enviara un ángel o algo... ¿Es usted un ángel?"

El joven buscó en su billetera, sacó todo el dinero que tenía y lo puso en la mano del hombre. Se dió la vuelta y caminó hacia su auto sin mirar atrás.

Ahora él sabía cómo Dios contesta las oraciones.

jueves, 23 de diciembre de 2010

El Helado de Vainilla

La historia comienza cuando la división de la General Motors que fabrica los autos Pontiac recibió una curiosa reclamación de un cliente:

Esta es la segunda vez que les envío una carta y no los culpo por no responder. Puedo parecerles un loco, pero el hecho es que tenemos una tradición en nuestra familia que consiste en comer helado después de cenar. Repetimos este hábito todas las noches, variando apenas el sabor del helado, y yo soy el encargado de ir a
traerlo.

Recientemente compré un nuevo Pontiac y desde entonces las idas a la heladería se han transformado en todo un problema: siempre que compro helado de vainilla y me dispongo a regresar a casa, el carro no funciona. Si compro de cualquier otro sabor, el carro funciona normalmente. Pensarán que estoy realmente loco y no importa qué tan tonta pueda parecer mi reclamación, el hecho es que estoy muy molesto con mi Pontiac modelo 99.”

La carta generó tanta gracia entre el personal de Pontiac que el presidente de la compañía acabó recibiendo una copia. Decidió tomar en serio la reclamación y mandó a un ingeniero a entrevistarse con el cliente.

Para cerciorarse del problema, fueron juntos a la heladería en el Pontiac. El ingeniero sugirió comprar helado de vainilla, para verificar la reclamación, y efectivamente el automóvil no funcionó. Otro empleado de la General Motors volvió en los días siguientes, a la misma hora, hizo el mismo trayecto y sólo varió el sabor del helado.

El auto funcionó normalmente. El problema se convirtió en una obsesion para el ingeniero, que comenzó a hacer “experimentos” todos los días, anotando cada detalle. Después de dos semanas llegó al primer gran descubrimiento: cuando el cliente escogía helado de vainilla, gastaba menos tiempo en su compra porque ese helado estaba muy cerca del mostrador.

Examinando el vehículo, el ingeniero hizo un nuevo descubrimiento: como el tiempo de compra era mucho menor en el caso del helado de vainilla, el motor no alcanzaba a enfriarse. Por eso los vapores del combustible no se disipaban, impidiendo que el arranque del motor fuese instantáneo.

A partir de ese episodio, la General Motors cambió el sistema de alimentación de combustible del Pontiac e introdujo una modificación en todos los modelos. El autor de la reclamación obtuvo un auto nuevo, y además el arreglo del que no funcionaba cuando iba a comprar helado de vainilla.

La General Motors distribuyó un comunicado interno, exigiendo a sus empleados que tomen en serio todas las reclamaciones, incluso las más extrañas: puede ser que “una gran innovación esté detrás de un helado de vainilla”.

Zanahorias, huevos y café

Así como el oro debe pasar por el fuego para ser purificado, los seres humanos necesitamos pruebas para pulir nuestro carácter. Lo más importante es cómo reaccionamos frente a ellas.

Una hija se quejaba con su padre acerca de la vida. No sabía cómo seguir adelante y, cansada de luchar, estaba a punto de darse por vencida. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.

El padre, un reconocido chef, la llevó a la cocina. Llenó tres ollas con agua y las puso sobre fuego fuerte.

Cuando el líquido estaba hirviendo, echó zanahorias en la primera olla, un par de huevos en la segunda, y algunos granos de café en la tercera.

La hija esperó con impaciencia, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte minutos él apagó el fuego, puso las zanahorias en un recipiente y los huevos en otro, coló el café y lo sirvió en una jarra. Mirando a su hija, le preguntó:

Querida, ¿Qué ves?
Zanahorias, huevos y café. — fue sú respuesta.

Le pidió que tocara las zanahorias: estaban blandas. Luego le dijo que rompiera un huevo: estaba duro. Por último, le pidió que probara el café.

Ella sonrió, mientras disfrutaba el rico aroma de la bebida. Humildemente, la joven preguntó:

¿Qué significa esto, papá?

Estos tres elementos, — explicó él papá — se han enfrentado a la misma adversidad, el agua hirviendo, y cada uno ha reaccionado en forma diferente.

La zanahoria, fuerte y dura, se tornó débil, fácil de deshacer.

El huevo era frágil; la cáscara fina protegía su interior líquido, que después de estar en el agua hirviendo se endureció.

Los granos de café transformaron al agua, convirtiéndola en la rica bebida que te reconforta y calienta.

¿Qué eres tú? —le preguntó el papá cocinero a su hija— Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿eres zanahoria, huevo o grano de café?

¿Y usted, amigo? ¿Es como una zanahoria, que parece fuerte pero se vuelve débil cuando la adversidad la toca? ¿Es como un huevo, cuyo corazón maleable se endurece ante las penas? ¿O como un grano de café, que cambia al agua hirviente, al elemento que le causa dolor?

Tratemos de ser como un grano de café, que reacciona mejor cuando las cosas se ponen peor.

El tesoro de la felicidad

Cuenta la leyenda que un hombre oyó decir que la felicidad era un tesoro. A partir de aquel instante comenzó a buscarla.

Primero se aventuró por el placer y por todo lo sensual, luego por el poder y la riqueza, después por la fama y la gloria, y así fue recorriendo el mundo del orgullo, del saber, de los viajes, del trabajo, del ocio y de todo cuanto estaba al alcance de su mano.

En un recodo del camino vió un letrero que decía - "Le quedan dos meses de vida".

Aquel hombre, cansado y desgastado por los sinsabores de la vida se dijo: "Estos dos meses los dedicaré a compartir todo lo que tengo de experiencia, de saber y de vida con las personas que me rodean".

Y aquel buscador infatigable de la felicidad, sólo al final de sus días, encontró que en su interior, en lo que podía compartir, en el tiempo que le dedicaba a los demás, en la renuncia que hacía de sí mismo por servir estaba el tesoro que tanto había deseado.

Comprendió que para ser felíz se necesita amar; aceptar la vida como viene; disfrutar de lo pequeño y de lo grande; conocerse a sí mismo y aceptarse así como se es; sentirse querido y valorado, pero también querer y valorar; tener razones para vivir y esperar y también razones para morir y descansar.

Entendió que la felicidad brota en el corazón, con el rocío del cariño, la ternura y la comprensión. Que son instantes y momentos de plenitud y bienestar; que está unida y ligada a la forma de ver a la gente y de relacionarse con ella; que siempre está de salida y que para tenerla hay que gozar de paz interior.

Finalmente descubrió que cada edad tiene su propia medida de felicidad y que sólo Dios es la fuente suprema de la alegría, por ser EL: amor, bondad, reconciliación, perdón y donación total.

Y en su mente recordó aquella sentencia que dice - "Cuánto gozamos con lo poco que tenemos y cuanto sufrimos por lo mucho que anhelamos"...

Los Dos Angeles

Dos Ángeles que viajaban pararon a pasar la noche en el hogar de una familia rica.

La familia era grosera y rechazo la estancia de los Ángeles en el cuarto de huéspedes de la mansión. En su lugar, los Ángeles fueron hospedados en un espacio frío del sótano.

Hicieron su cama en el suelo duro, entonces, el Ángel mas viejo vio un agujero en la pared y lo reparo. Cuando el Ángel mas joven le pregunto por que lo hizo, el Ángel viejo le contesto - "las cosas no son siempre lo que parecen".

La noche siguiente, los Ángeles se hospedaron en un hogar muy pobre, pero el granjero y su esposa eran muy hospitalarios. Después de compartir el poco alimento que tenían, los esposos dejaron dormir a los Ángeles en la cama de ellos para que estuvieran cómodos el resto de la noche.

Cuando el sol salió a la mañana siguiente los Ángeles encontraron al granjero y a su esposa muy tristes. Su única vaca, de la cual obtenían dinero por su leche, posaba muerta en el campo.

El Ángel joven se enojo y le pregunto al Ángel viejo porque permitió que esto sucediera. El primer hombre tenia todo y le ayudaste, la segunda familia tenia muy poco y estaban dispuestos a compartir todo y dejaste morir a su única vaca.

"Las cosas no siempre son lo que aparentan" - le contesto el viejo Ángel.

"Cuando permanecíamos en el sótano de la mansión, note que había oro en ese agujero de la pared. Puesto que el propietario era tan obsesionado, avaro y poco dispuesto a compartir su buena fortuna, selle la pared para que el jamas lo encuentre.

Ayer en la noche cuando nos dormimos en la cama de los granjeros, el Ángel de la muerte vino por su esposa. Le di la vaca en lugar de ella. Las cosas no son siempre lo que parecen
".

Reflexión:

Esto es a veces exactamente lo que sucede cuando las cosas no resultan de la manera que esperamos. Si tienes fé, necesitas confiar en ese resultado y esta será tu única ventaja.

Puede ser que no lo sepas hasta tiempo mas adelante. Piensa en esto: Si te es difícil conseguir dormir esta noche, recuerda a la familia sin hogar que no tiene ni una cama para dormir.

Si tienes un mal día en el trabajo piensa en el hombre que lleva tres meses buscando trabajo. Si te desesperas por lo mal que te ha ido con tu pareja, piensa en la persona que nunca ha conocido el amor.

Si te encuentras víctima de la amargura de la gente, ignorancia, "pequeñez" o inseguridades, recuerda que las cosas podrían ser peores...

La Primera Mujer

Cuenta una leyenda que al principio del mundo, cuando Dios decidió crear a la mujer, encontró que había agotado todos los materiales sólidos en la creación del hombre y no tenía más de que disponer.

Ante este dilema y después de profunda meditación, hizo lo siguiente:

Tomó la redondez de la luna, las suaves curvas de las olas, la tierna adhesión de la enredadera, el trémulo movimiento de las hojas, la esbeltez de la palmera, el tinte delicado de las flores, la amorosa mirada del ciervo, la alegría del rayo del sol y las gotas del llanto de las nubes, la inconstancia del viento y la fidelidad del perro, la timidez de la tórtola y la vanidad del pavo real, la suavidad de la pluma del cisne y la dureza del diamante, la dulzura de la paloma y la crueldad del tigre, el ardor del fuego y la frialdad de la nieve. Mezcló tan desiguales ingredientes, formó a la mujer y se la dio al hombre.

Después de una semana vino el hombre y le dijo:

"Señor, la criatura que me diste me hace desdichado, quiere toda mi atención, nunca me deja solo, charla incesantemente, llora sin motivo, se divierte en hacerme sufrir y vengo a devolvértela porque no puedo vivir con ella".

Bien, contestó Dios y tomó a la mujer.

Pasó solo otra semana, volvió el hombre y le dijo:

"Señor, me encuentro muy solo desde que te devolví a la criatura que hiciste para mí, ella cantaba y jugaba a mi lado, me miraba con ternura y su mirada era una caricia, reía y su risa era música, era hermosa a la vista y suave al tacto, devuélvemela, porque no puedo vivir sin ella".

Moraleja: Las mujeres son insoportables, cansinas, fastidiosas pero... ¿Qué hermosas son o no? y no podemos vivir sin ellas...

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Anuncian vehículo eléctrico hecho con cannabis

Toronto (Canadá),(EFE).- Una compañía canadiense anunció sus planes para fabricar un automóvil eléctrico cuya carrocería estará hecha con cáñamo, una variedad del cannabis, y que algunos ya han empezado a denominar “el sueño de los hippies”.

La empresa Motive Inc denomina el vehículo Kestrel y lo califica como: “el primer vehículo eléctrico de carrocería bio-compuesta” de Canadá.

Motive dijo a través de un comunicado que Kestrel realizará su debut comercial durante la conferencia EV 2010 VE que se celebrará en septiembre en Vancouver.

El diseñador de Kestrel, Darren McKeage, afirmó que “los vehículos eléctricos necesitan ser eficientes por lo que el diseño de Kestrel tenía que ser simple (con el mínimo de componentes) y ligero de peso a la vez que único y atractivo a la vista”.

Para ello, la carrocería estará compuesta de un material producido con esteras de cáñamo por la también empresa canadiense Alberta Innovates Technology Futures (AITF) con cannabis producido en la localidad canadiense de Vegreville.

El presidente de Motive, Nathan Armstrong, afirmó - “vimos la oportunidad única de realizar progresos significantes en el sector del automóvil y apoyar el sector canadiense del automóvil al proporcionar productos sustentables y oportunidades para crear nuevos trabajos ‘verdes’ en el sector manufacturero”.

La empresa señaló que a finales de agosto empezará las pruebas del vehículo. 

Y pregunto yo. ¿Este vehiculo dara positivo en los controles policiacos?, ¿Los cannes de la policia se volveran locos cada vez que pase uno? y cuando bote humo por el escape (muffler) ¿A que olera, o dejara en un subidon cuando te pase por el lado? No seamos tonots, que es electrico, jajaja. ¡¡Como el cigarrillo ese que anuncias, de bateria, jajaja!!

Los Dos Lobos

Un viejo cacique de una tribu estaba teniendo una charla con sus nietos acerca de la vida.

Él les dijo:

"¡Una gran pelea está ocurriendo dentro de mí!  ¡Es entre dos lobos!"

"Uno de los lobos es maldad, temor, ira, envidia, dolor, rencor avaricia,arrogancia, culpa, resentimiento, inferioridad, mentiras, orgullo, egolatría, competencia, superioridad".

"El otro es Bondad, Alegría, Paz, Amor, Esperanza, Serenidad, Humildad, Dulzura, Generosidad, Benevolencia, Amistad, Empatía, Verdad, Compasión y Fe".

"Esta misma pelea está ocurriendo dentro de ustedes y dentro de todos los seres de la tierra".

Lo pensaron por un minuto y uno de los niños le preguntó a su abuelo:

"¿Y cuál de los lobos crees que ganará?"

El viejo cacique respondió, simplemente...

"El que alimentes."

martes, 21 de diciembre de 2010

Los Dos Hermanos

Esta es la historia de un par de hermanos que vivieron juntos y en armonía por muchos años.

Ellos vivían en granjas separada pero un día…

Cayeron en un conflicto, este fue el primer problema serio que tenían en 40 años de cultivar juntos hombro a hombro, compartiendo maquinaria e intercambiando cosechas y bienes en forma continua.

Comenzó con un pequeño malentendido y fue creciendo hasta que explotó en un intercambio de palabras amargas seguido de semanas de silencio.

Una mañana alguien llamó a la puerta de Luis. Al abrir la puerta, encontró a un hombre con herramientas de carpintero "Estoy buscando trabajo por unos días", dijo el extraño, "quizás usted requiera algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda ser de ayuda en eso".

"", dijo el mayor de los hermanos, "tengo un trabajo para usted. Miré al otro lado del arroyo, en aquella granja vive mi vecino, bueno, de hecho es mi hermano menor. La semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros pero él desvío el cauce del arroyo para que quedara entre nosotros. Él pudo haber hecho esto para enfurecerme, pero le voy a hacer una mejor".

"¿Ve usted aquella pila de desechos de madera junto al granero? Quiero que construya una cerca de dos metros de alto, no quiero verlo nunca más."

El carpintero le dijo: "creo que comprendo la situación".

El hermano mayor le ayudó al carpintero a reunir todos los materiales y dejó la granja por el resto del día para ir por provisiones al pueblo.

Cerca del ocaso, cuando el granjero regresó, el carpintero justo había terminado su trabajo. El granjero quedó con los ojos completamente abiertos, su quijada cayó.

No había ninguna cerca de dos metros. En su lugar había un puente que unía las dos granjas a través del arroyo. Era una fina pieza de arte, con todo y pasamanos. En ese momento, su vecino, su hermano menor, vino desde su granja y abrazando a su hermano mayor le dijo:

"Eres un gran tipo, mira que construir este hermoso puente después de lo que he hecho y dicho".

Estaban en su reconciliación los dos hermanos, cuando vieron que el carpintero tomaba sus herramientas.

"No, espera". "Quédate unos cuantos días tengo muchos proyectos para ti", le dijo el hermano mayor al carpintero.

"Me gustaría quedarme", dijo el carpintero, "pero tengo muchos puentes por construir".

Muchas veces dejamos que los malentendidos o enojos nos alejen de la gente que queremos, muchas veces permitimos que el orgullo se anteponga a los sentimientos. No permitas que un pequeño desliz malogre una gran amistad...

Recuerda que el silencio a veces es la mejor respuesta...

Una casa feliz es lo que más importa. Haz todo lo que esté a tu alcance para crear un ambiente en armonía.

Recuerda que la mejor relación es aquella donde el amor entre dos personas es mayor de que la necesidad que ellas tienen una por la otra.
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