viernes, 29 de septiembre de 2017

Sanas cuando dejas ir lo que ya no tiene sentido...

Dejar ir, parece ser la clave para ahorrarnos sufrimientos, para ser honestos ante la vida y aceptar que aunque nos aferremos a algo, las cosas no serán como las esperábamos.

Soltar requiere mucha madurez emocional y un autoconocimiento importante, ya que podemos ser siempre presos de nuestro ego, que nos repite a cada instante qué caminos tomar para sentirnos cada vez peor, con la excusa de que eventualmente conseguiremos obtener resultados cercanos a lo que queremos.

Lo que enferma nuestro ser, tanto emocional, como físico y psicológico es toda la carga negativa que decidimos llevar a cuestas y que llega un momento que la multiplicamos de tal forma que se nos hace imposible ya cargarla, sin embargo, sumergidos en la pena, siempre hacemos un esfuerzo adicional para que no quede el menor drama posible suelto y cargarnos un poco más.

Somos especialistas en sufrir, podemos tener miles de cosas positivas por las cuales celebrar la vida, pero siempre tendrá protagonismo aquella herida originada cuando teníamos 4 años, que en nuestra inocente mente interpretamos de una manera particular, perfecta para llevarla y alimentarla durante el resto de nuestras vidas sin ni siquiera ser conscientes de ello.

Nuestras patologías, nuestras conductas poco sanas, son un llamado de atención para conectarnos con lo más profundo de nuestro ser, para levantar como las capas de una cebolla todo aquello que hemos venido acumulando.

Nuestro cuerpo se queja, nuestras emociones nos alertan de que algo no está bien y mientras no demos la debida atención, irá a peor.

Podemos aplicar paliativos, pero solo viendo a nuestro interior traeremos a la luz con consciencia lo que no nos permite sanar.

El resentimiento, la culpa, la ira, el enojo, la tristeza, los miedos, no hacen sino hablarnos de que debemos soltar, de que es necesario sanarnos, porque si no las manifestaciones se vendrán a peor.

Callando nuestra mente damos inicio a un proceso que nos permite escuchar nuestra alma, al hacerlo todo lo demás se vuelve trivial, nos es posible sentir con nuestro verdadero ser y desde allí ni siquiera hay algo que sanar, todo es perfecto tal y como es.

Esa conexión nos dará la oportunidad de manejar nuestra mente y nuestras emociones de otra manera, el perdón se hará más accesible, porque nos sabremos uno con el resto, la culpa se desvanecerá porque no hay por qué albergarla en nuestro ser y así, cada una de las manifestaciones del ego perderán sentido y con ellas nuestra necesidad de sufrir.

La sanación en cualquiera de sus ámbitos comienza desde adentro, aceptando, dejando ir, liberándonos de nuestra mente y entendiendo que somos más de lo que vemos.

Tu vida es muy valiosa, no la desperdicies dejando que tu mente se aferre de las cosas que mantienen con el papel protagónico a tu ego.



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