Un discípulo de Yoga le pregunta a su maestro...
- Maestro, ¿Qué debo hacer para no enojarme con la gente?... Es que algunas personas hablan y chismean demasiado, otras son ignorantes. Algunas son indiferentes ante los problemas de los demás. Siento odio por aquellas que son mentirosas y sufro con aquellas que calumnian a los demás.
- ¡Pues, vive como lo hacen las flores!, le advirtió el maestro.
- Y ¿Cómo es vivir como las flores?, le preguntó el discípulo.
- Pon atención a esas flores; le dijo el maestro, señalando unos lirios
que crecían en el jardín.
- Ellas nacen en el estiércol, sin embargo son puras y perfumadas. Extraen del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable, pero no permiten que lo agrio y maloliente de la tierra cambie su aroma y manche la hermosura de sus pétalos.
Es justo angustiarse o molestarse con las propias culpas, pero no es sabio permitir que los vicios y lo malo de los demás te incomoden. Los defectos de ellos son de ellos y no tuyos. Y si no son tuyos, no hay motivo para molestarse... Ejercita pues, la virtud de rechazar todo el mal que viene desde afuera y perfuma la vida de los demás haciendo el bien.
Esto, es vivir como las flores…
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