miércoles, 15 de agosto de 2012
La nota diaria...
Cierto caballero recién casado acostumbraba todas las mañanas dejarle una pequeña nota a su esposa antes de irse a trabajar, diciéndole cuánto la amaba, lo deseoso que estaba de verla por la tarde, o algún chiste tonto para hacerla reír.
Su esposa nunca sabia que esperar, o dónde encontrar la nota; a veces la encontraba debajo de la almohada, en la cocina, pegada en el refrigerador, etcétera.
Ella en un principio no le prestaba mucha atención, simplemente al estar en casa las encontraba y reía un rato; pero no sabía que ahí se estaba escribiendo una historia de amor.
Con el paso de los años, la costumbre del caballero continuo y la mujer diariamente buscaba la nota del día, su día no estaría completo sin ella.
El hombre, que era contador en una empresa judía, solía llegar muy tarde a casa debido al exceso de trabajo en la oficina.
Una mañana como cualquier otra, la mujer se levantó y extrañada no encontró a su marido. Supuso que no llegó a dormir por motivos de trabajo. Al comenzar el día encontró una carta extensa de su marido donde le decía que la amaba y le daba gracias por todos los años de felicidad que le había dado.
Le explicaba también que si ella había guardado todas y cada una de las notas de amor, las juntaba y acomodaba, podría leer la historia de su amor desde el día que se casaron.
Terminando de leer la carta recibió una llamada de la oficina del esposo y sintió que su mundo se desmoronaba.
Avisaban que su marido había sufrido un accidente y había muerto la noche anterior de camino a casa. Entonces ella comprendió la carta, y las pequeñas notitas de amor diarias ayudaban a revivir su historia de amor por el resto de sus días.
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