martes, 21 de agosto de 2012

Por casualidad...


Un turista se encontraba tomando café en la terraza de un restaurante, cuando de pronto un ladrillo le cayó en la cabeza.

- ¿Por qué razón me cayó encima este ladrillo? – Preguntó indignado.

- ¿De veras quieres que te diga? – Señaló su acompañante.

- Por supuesto, quiero saber para poner una demanda inmediatamente – corroboró el turista.

- Bueno, toma papel y lápiz porque la lista de causas puede ser interminable:

Primero, por la pésima calidad del cemento y la amalgama.

Segundo, por la pésima mano de obra del albañil.

Tercero, porque las lluvias han remojado las grietas del techo, a causa de que alguien no impermeabilizó.

Cuarta, porque el encargado de señalarte la mesa para que te sentaras a tomar café te puso en línea directa del ladrillo suelto.

Quinta, porque tu esposa no te detuvo cinco minutos más de tu cuenta para que llegaras después del desprendimiento.

Sexta, porque tu amigo, o sea yo, no reservó mesa para dos en otro lugar.

Séptima, porque Dios, que todo lo puede y todo lo sabe, permitió que a esta hora y en este lugar cayera sobre tu cabeza el ladrillo.

Octava, porque hoy te levantaste con el pie izquierdo.

Novena, porque en este día los astros no estaban de tu parte.

Décima, porque un pajarillo se paró en el ladrillo flojo y cayó al no poder resistir su peso.

- ¡Basta ya! – interrumpió el turista.

- Aunque ignoro la causa de la caída del ladrillo, la verdad es que por casualidad estaba mi cabeza en su camino.




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