Había una vez un vendedor que vivía al lado de una carretera donde vendía unos ricos sandwiches de albóndigas. Estaba muy ocupado y por lo tanto no oía la radio, no leía los periódicos, ni veía la televisión.
Alquiló un trozo de terreno, colocó una gran valla y anunció su mercancía gritando a todo pulmón:
“Compren deliciosas sandwiches de albóndigas calientes”.
Y la gente se las compraba.
Fué tanto lo que vendia que tuvo que aumentar la compra de pan y carne. Compró un terreno más grande para poder ocuparse mejor de su negocio. Tenia tanto trabajo que mando a llamar a su hijo y le dijo que dejara la Universidad donde estudiaba Ciencias Comerciales a fin de que le ayudara.
Sin embargo, ocurrió algo importante. Su hijo le dijo:
- "Padre, ¿Pero no escuchas la radio, ni lees los periódicos? Estamos sufriendo una grave crísis. La situación es realmente mala; peor no podría estar”.
El padre pensó: - “Mi hijo estudia en la Universidad, lee la prensa, ve la televisión y escucha la radio. Sabe entonces lo que dice”.
Compró pues menos pan y menos carne. Sacó la valla anunciadora, dejó el alquiler del terreno a fin de eliminar los gastos y ya no anunció sus ricos sandwiches de albóndigas. Y las ventas fueron disminuyendo cada día más.
Después de un tiempo, el negocio estaba realmente afectado
-”Tenías razón hijo mío”, le dijo al muchacho. “Verdaderamente estamos sufriendo una gran crisis”.
Si nos preparamos para fracasar, fracasaremos. Si nos mentalizamos para ganar, ganaremos.
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