Cuando ese día llovía un diluvio sobre mi, creí que sería mi final, pero hoy se que perder un "mal" amor no es un fracaso, sino el triunfo de un fracaso que inocentemente yo no busqué.
Digo que es un "mal amor", porque uno bueno nunca abandona cuando mas lo necesitas, nunca se rinde y nunca deja de ser. Fue un amor que se convirtió en nada, que cuando necesitaba su calor, sus abrazos, sus besos, se transformo en separación, tristeza y soledad.
Di todo lo que tenía y perdí todo lo que esperaba. Deseaba amor y recibí un adiós esperaba cariño y encontré desprecio, solo quedaron lágrimas en mis ojos y veneno en mi corazón.
Pero el tiempo y Dios se encargaron de sanar mi corazón y borrar mis lagrimas. La vida me enseño que cuando creemos que todo se acaba en verdad esta comenzando.
Hoy miro atrás, comparo con el presente y como resultado encuentro que no ha sido tan malo. Todos cometemos errores pero no debemos dejarnos derrotar por ellos si no mas bien aprovecharlos y seguir adelante.
Hoy día el sol sale para mi y me enseña el mas lindo arcoiris, recordándome que la lluvia paso y demostrando que ningún dolor dura por siempre. Dios ha sido bueno conmigo y ya veo a las puertas la recompensa de no haberme dejado derrotar.
El amor no me fallo, pues es de mi familia, mis amigos y mi Dios siempre estuvo presente y el amor, del bueno, no ha dejado de tocar a mi puerta.
Le he dejado entrar, vuelvo a confiar, y mi corazón me dice que ella es lo que esperaba y necesitaba...
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