viernes, 28 de diciembre de 2012

Cafe, agua y leche...


Muchas mañanas suelo prepararme un café. Procedo a poner la harina de café con el agua y cuando esta listo le añado la leche y el azúcar.  Esta mañana "me supo", como se dice en canarias, o sea, estaba riquísimo, ya que hoy las temperaturas estaban a 35ºF (1.7ºC).

Poco a poco me lo fui saboreando y tomando, hasta que me quede con menos de la mitad, así que regrese a la cocina por un poco mas de leche, ya que no quería preparar mas café. Le agregue mas leche a mi taza, lo tome y ya no era lo mismo, no sabia como al principio, ya el sabor a café se había diluido. Trate de "arreglarlo " le puse un poco mas de azúcar pero aunque era parecido ya no era lo mismo.

Así es el amor, como una taza de café y agua con leche y azucar. El café es como el amor que hay entre un hombre y una mujer. El azúcar, la dulzura con la que se hablan. El agua caliente la actitud de uno y la leche fría, la del otro.

Todo eso mezclado nos dará el "sabor" característico de la relación, que dependerá de cuanto se le agregue de cada ingrediente. Puede ser excelente; pero todo eso se va agotando conforme los sorbos que le das. Se le echara mas agua o mas leche y el sabor ira cambiando, que es cuando cada uno de la pareja pone mas o menos de su parte para que la relación funcione.

Puede que la cantidad de ingredientes sea la perfecta pero cuando uno de los dos trata de imponerse al otro, veremos que el café cambiara su agradable sabor y se "aguara" la relación  poniéndose insípida e incapaz de ser tomado.

Pero tu taza de café, caliente, deliciosa, que perfuma con su olor cada amanecer, o quizás  cada medio día o tarde, debe prepararse con la justa cantidad y con amor y cariño. Tomándose el tiempo, marcando cada segundo, como el reloj mueve su segundero, sin prisas, con calma, luego tomándose el tiempo para tomarla con las manos y llevarla a la boca y saborear cada gota.

Así debería ser el amor en la pareja, pero, solo es una ilusión y un sueño, pues esa taza de café se me enfría en las manos, y se me acaba en el tiempo.

O se nos termina cayendo, quebrando la taza y perdiéndose el café llegando a ensuciar todo lo que nos rodea. O quizás quedándonos sin leche y sin azúcar, solo quedando el café negro y sin azúcar, así como es ahora mi vida.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Wow....esta vez si " te la comiste"!... Que espectacular, cariño. Yo jamás lo hubiera podido explicar de mejor manera. BELLISOMO!!... No dejas de impresionarme! Muah!

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