Sus esfuerzos, fueron diezmando en gran medida sus ahorros.
En Diciembre de 1914, una combustión espontánea de unos de sus experimentos en su estudio casi lo llevó a la ruina total.
En minutos todos los compuestos empacados para discos o cintas y otras sustancias inflamables ardieron en llamas. Aunque los departamentos de bomberos vinieron de ocho pueblos cercanos, el intenso calor y la poca presión de agua provocaron que fuera inútil los esfuerzos para extinguir las llamas. Todo quedó destruido. El daño excedía los dos millones de dólares, los edificios de cemento que se consideraban construidos a prueba de fuego, estaban asegurados apenas por la décima parte de esa cantidad.
Charles, el hijo del inventor, buscó con desesperación a sus padre, temeroso de que hubiera resultado herido.
Finalmente lo encontró contemplando con serenidad el fuego, su rostro resplandecía mientras reflexionaba. "Mi corazón sentía dolor por él", decía Charles. "El tenía sesenta años, ya no era un joven y todo por lo que había luchado ardía en llamas"
En la mañana siguiente, Edison contempló las ruinas y exclamó:
"Hay algo valioso con el desastre. Se quemaron todos nuestros errores. Gracias a Dios podemos comenzar de nuevo."
Tres semanas después del incendio, Edison se las ingenió para inventar el primer fonógrafo."
Con cada nuevo día, tenemos la oportunidad de comenzar de nuevo, no permitamos que nada nos quite las ganas de luchar.
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