Un gallo y una gallina sortean con aplomo a los viandantes y las guaguas del parque de Santa Catalina, su residencia desde hace seis meses. La pareja ha criado prole y a la gallina le ha salido otra competidora. Pareciera que el gallinero municipal se extendiera más allá del Metropole.
Estupefactos. Así se quedan los viandantes al descubrir a Pancho y a Fefa sortear las guaguas municipales y picotear entre los jardines del parque Santa Catalina. El asombro no es para menos. La pareja son, respectivamente, un gallo y una gallina y matrimonio desde hace seis meses en el emblemático recinto.
No parece que existan entre ellos problemas derivados de la convivencia, como ocurre desde hace meses en el otro gallinero del municipio, el Metropole, y eso a pesar de que a Fefa (cual edila celosa) le ha salido una competidora. Pancho, como buen gallo, mantiene al gallinero en orden.
El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, por el momento, no se ha pronunciado sobre el nido aunque el dueño de la pareja, Santiago Molina, propietario del restaurante Casa Fataga, afirma que la reprimenda está al caer.
Cuenta que todo comenzó cuando un cliente dijo que al local, de arquitectura típica canaria, le faltaba un gallo. "Lo trajo y luego otro dijo que al gallo le faltaba gallina", señala Molina, que cría a la pareja y a los dos polluelos que han sobrevivido a una puesta de ocho huevos. Molina afirma que nadie se ha quejado de la pareja y espera que el Consistorio sea tan benévolo con ellos como con los mendigos que duermen en el parque o los que orinan en la calle.
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