En Inglaterra, un niño de un año se tragó un “radio transponder” de las llaves del coche de su madre, pero ella igual pudo encender su vehículo sentándolo cerca del volante.
La idea provino de un oficial de policía, después de que el pequeño Oscar Webster se comiera este componente crítico, que debe estar cerca de la columna del volante cuando el conductor enciende el coche, o de lo contrario el auto no arranca.
La BBC afirmó que este minúsculo componente -del tamaño de una aspirina- pudo hacer contacto con el inmovilizador del coche aunque se encontraba metido en el estómago del niño en ese entonces. El transponder reapareció “naturalmente” al cabo de unos dias, y Oscar no sufrió ningún daño.
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