sábado, 3 de marzo de 2012

El muñeco de nieve...

Había dejado de nevar y los niños, ansiosos de libertad, salieron de casa y empezaron a corretear por la blanca y mullida alfombra recién formada.


La hija del herrero, tomando puñados de nieve con sus manitas hábiles, se entrego a la tarea de moldearla.


- "Haré un muñeco como el hermanito que hubiera deseado tener." - se dijo.


Le salió un niñito precioso, redondo, con ojos de carbón y un botón rojo por boca. La pequeña estaba entusiasmada con su obra y convirtió al muñeco en su inseparable compañero durante los tristes días de aquel invierno. Le hablaba, le mimaba…


Pero pronto los días empezaron a ser más largos y los rayos de sol mas cálido. 


El muñeco se fundió sin dejar mas rastro de su existencia que un charquito con dos carbones y un botón rojo. La niña lloro con desconsuelo.


Un viejecito, que buscaba en el sol tibieza para su invierno, le dijo dulcemente: 


"Seca tus lágrimas, bonita, por que acabas de recibir una gran lección.


"Ahora ya sabes que no debe ponerse el corazón en cosas perecederas."



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