Un hombre escribió una carta a un pequeño hotel en una ciudad del medio oeste norteamericano que planeaba visitar durante sus vacaciones:
"Me gustaría mucho llevar conmigo a mi perro. Está bien educado y sabe comportarse. ¿Me permitirían ustedes tenerlo conmigo en la habitación durante la noche?"
La respuesta del propietario del hotel fue inmediata y decía:
"Hace muchos años que trabajo en este hotel. Durante este tiempo, nunca ha venido un perro que robara las toallas, la ropa de cama o la cubertería de plata y tampoco los cuadros de las paredes."
"Jamás he tenido que llamar la atención a un perro a altas horas de la noche por estar borracho y armar escándalo, y tampoco ha venido ninguno que se fuera sin pagar la cuenta del hotel."
"Esté tranquilo; su perro será bienvenido en el hotel. Y si él se hace responsable de usted, también a usted lo recibiremos con mucho gusto."
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