Un millonario promueve una fiesta en una de su mansion y en determinado momento pide silencio, la música para, y dice, mirando hacia la piscina donde criaba cocodrilos le dice a los invitados:
- El que logre cruzar la piscina y salir vivo al otro lado, ganará todos mis autos... ¿Alguien se atreve?
Espantados, los invitados permanecen en silencio y el millonario insiste:
- El que se lance a la piscina, logre cruzarla y salir vivo al otro lado, ganará todos mis autos y mis aviones… ¿Alguien se atreve?
El silencio impera, y una vez más, ofrece:
- El que se lance a la piscina, logre cruzarla y salir vivo al otro lado, ganará todos mis autos, mis aviones y mis mansiones…
En este momento, alguien salta a la piscina. La escena es impresionante, una lucha intensa, el hombre se defiende como puede, agarra la boca de los cocodrilos con pies y manos, tuerce la cola de los reptiles. Después de algunos minutos de terror y pánico, sale el valiente hombre, lleno de arañazos, hematomas y casi muerto. El millonario se aproxima, lo felicita y le pregunta:
- ¿Dónde quiere que le entregue los autos?
- Gracias pero no quiero sus autos…
Sorprendido, el millonario pregunta:
- ¿Y los aviones?¿Dónde quiere que se los entregue?
- Gracias, pero no quiero sus aviones…
Extrañado por la reacción del hombre, el millonario pregunta:
- ¿Y las mansiones?
- Yo tengo una bella casa, no necesito de las suyas. Puede quedarse con ellas… No quiero nada que sea suyo…
Impresionado, el millonario pregunta:
- Pero si ud. no quiere nada de lo ofrecido, ¿qué quiere entonces?
Y el hombre le respondió muy irritado:
- ¡Encontrar al que me empujó a la piscina!
Tenemos la capacidad de realizar muchas cosas en nuestra vida que nos nos vemos capaces. En ciertos momentos lo único que necesitamos en un empujoncito, aunque sea de aquel que nos hace la vida imposible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario